I am always gonna be in love with writers...

domingo, 27 de marzo de 2022

He dejado de creer en el amor

sí. hay días que son peores que otros. pero hoy, hoy elijo no creer. no se donde está. ya conocí a todas las personas maravillosas que debí conocer. Mynor, mi primer amor, allá, a lo lejos. tenía 14 años cuando me enamoré locamente de él. y no, no funcionó porque el amor no es suficiente. después de Mynor y Adrian, que fue una breve pausa en mi vida, conocí a la segunda persona que creí amar. Preston. ah, pero como duele el amor. en este preciso momento me está doliendo. las cosas no salieron como esperaba. a pesar de tener todo calculado. es por eso que elijo ya no creer.

miércoles, 16 de septiembre de 2015

La casa de mi abuelo. Parte I.

Quise escribir mientras las conversaciones se mantienen frescas en mi memoria. Quizá ahora no recuerde muy bien las palabras de mi abuelo pero trataré de hacerlo.
Después de visitar su casa en el altiplano (Joyabaj, Quiché), la que era su casa y su tierra, le pregunté como tomó la decisión de migrar hacia Ixcán, también en Quiché. Todos los de mi generación conocemos la historia de nuestros abuelos. Conocemos lo que nos han contado, siempre de manera informal, o lo que hemos leído, pero ahora que recuerdo nunca le había preguntado de verdad cómo fue. Y qué mejor lugar para preguntarle que ahí, en la sombra de unos árboles extraños, mientras caía la tarde y esperábamos un jalón para regresar a la casa de los parientes de mi abuela.
Empezó el relato diciendo que un día lo buscó un hombre de nombre Alejandro -olvidé preguntar el apellido- en la finca de la Costa Sur, donde él trabajaba. Mi abuelo no se encontraba ahí pero llegó al siguiente día y sus hermanos le contaron que don Alejandro lo andaba buscando y al parecer, con mucha urgencia. Inmediatamente lo buscó y don Alejandro le preguntó si tenía tiempo para sembrarle unas cuerdas de maíz. Mi abuelo le dijo que sí y junto a sus hermanos sembró las cuerdas. Luego, el señor los invitó a almorzar (mataron una gallina, me dijo) y posteriormente descansaron debajo de unos árboles.
Fue ahí cuando don Alejandro le preguntó a mi abuelo que cómo estaba, algo rutinario. Mi abuelo le contestó diciendo que estaba bien. Y entonces el señor le soltó la sopa. Le dijo que sabía de un lugar donde había tierras disponibles, si ellos querían. Que era un lugar lejano pero que había mucha tierra. Mi abuelo se interesó inmediatamente. Pero tienes que ir mañana mismo a Santa Cruz del Quiché a contactar a cierta persona, le dijo. La persona a la que se refería era el sacerdote español Luis Gurriarán. Después de hablar con sus hermanos decidieron que él y su cuñado Gregorio irían a buscar al sacerdote. Al día siguiente, mi abuelo viajó inmediatamente a Santa Cruz del Quiché a buscar al padre. Como no conocían la Casa Social, dirección que les habían dado, iban preguntando por toda la cabecera y, según me contó, casi al llegar a la casa se encontraron al padre y a Fabián Pérez, el amigo y traductor del padre Luis. A ellos le preguntaron por el padre Luis. ¿Para qué lo buscan?, dijo el padre, riendo.
Entonces ellos le comentaron que escucharon de aquellas tierras que estaban disponibles y que estaban interesados. El padre les indicó que si de verdad estaban interesados tenían que viajar ya ya que un grupo que había ido a reconocer el lugar regresaba pronto y les pidió que contaran a sus amigos y conocidos sobre estas parcelas, por si les interesaba. El viaje iba a ser por un mes. Pero el padre Gurriarán estaba preparado. Les dijo que vinieran a recoger una "mercancía" para sus familias, que básicamente se trataba de alimentos como leche y huevos, insumos básicos, con lo que sobrevivirían mientras ellos andaban explorando el lugar donde se asentarían.
Mi abuelo cuenta que inmediatamente se pusieron de acuerdo con sus hermanos para cosechar el maíz que tenían plantado y contrató un camión para traerlo desde la Costa Sur.
Le pregunté cuál fue su primera impresión al ver por primera vez las tierras de Ixcán. Me dijo que le gustó, porque había mucha y además era una buena tierra, donde se podía sembrar maíz todo el año.
¿Y qué pensó mi abuela? Le pregunté. Al principio ella no quería irse para allá, señaló. Pero su mamá (de mi abuela) le dijo que se fuera y que si no le gustaba siempre podía regresar.
Al final, me dijo, a tu abuela le gustó tanto que ya no quiere regresar acá (a Joyabaj).
Me faltó ahondar en el inicio de esta historia, mi historia, porque me hubiera gustado escuchar sobre los primeros meses en Ixcán pero al fin encontramos jalón por lo que, si el Universo quiere, le preguntaré otro día.

LA CASA
La casa que construyó mi abuelo hace más de 45 años está hecha de adobe y techo de teja se encuentra ubicada en la cima de una montaña de Joyabaj donde se puede ver todo el paisaje del altiplano. A este lugar mi abuelo lo llama "Chu jib". En nuestra niñez, en incontables ocasiones escuchamos referencias de este lugar. No sé por qué le dirán así. Existe ahora una carretera de terracería, pero antes no había nada. Mi abuelo tenía que caminar 2 horas y media para llegar al pueblo de Joyabaj. Ahí mi abuelo tenía tres manzanas de terreno pero me dijo que no era suficiente para heredarle a sus hijos y a los hijos de estos. Tiene razón mi abuelo. Dejó una tierra impresionante pero solo porque pensó que iba en busca de algo mejor.
La casa sigue ahí, pero ya no es nuestra.

viernes, 28 de febrero de 2014

Carta para el futuro


Pensé que no lo dije. Pero si lo dije. Y es hora de dejarlo ir. Esto fue lo que le escribí un día de domingo de julio de 2013. Los mensajes los borré. Apenas si recuerdo lo que escribí. Pero fueron cuatro.
4 mensajes de texto
1. Siento mucho que lo nuestro no haya funcionado.
2. Estoy feliz de haberte encontrado de nuevo.
3. No creo que podamos ser amigos.
4. Te quiero mucho.
I said the words.



viernes, 30 de noviembre de 2012

LA CHICA QUE LLORA EN EL BUS

Es la una de la tarde de un día soleado de sábado. La muchacha sube al bus con el celular al oído y gesticula unas palabras mientras busca un lugar vacío. Al tono fuerte que tiene su conversación le sigue un tono de voz más bajo, como queriendo remediar la conversación que más bien parece regaño. "¿No vas a poder"? No, no voy a poder dice la voz de un hombre al otro lado. La voz del otro lado se inventa una historia sobre que olvidó las llaves en el carro y que por eso no iba a poder asistir a la cita. La joven trata de digerir las palabras, se calma, le gustaría no despedirse para ver si lo logra hacerlo cambiar de idea. Sabe que no puede, que es definitivo. Está bien, le dice, tratando de suavizar el tono de voz. Sabe lo que ocurrió la última vez que gritó al teléfono. Él se enfadó y no respondió a sus llamadas insistentes ese día. Y de toda la semana. No dejaría que pase otra vez, sufrió mucho.
Trata de contener las lágrimas de rabia y de tristeza. Se  mira el rostro lloroso en el espejo del bus. Piensa casi como un murmullo "ojalá fuera la última vez". Quisiera tener un superpoder de olvidarlo todo, de tener amnesia, de no poder recordar quien es él, borrarlo. Quisiera, pero no.
27 de septiembre.

martes, 10 de julio de 2012

Cuando llegue el momento...

Cuando llegue el momento será. Ni antes, ni después.
No antes del momento.
El momento en que estaré lista para verte de nuevo...
Creéme que he sufrido.
No he llorado.
Solo he imaginado las cosas que hubiera vivido si te hubieras quedado conmigo.
Si me hubieras escogido a mí. A mí.
Ahorita soy como ella.
Una venadita triste.
No te prometía felicidad.
Tampoco fidelidad.
Nunca te prometí nada. Y vos tampoco.



lunes, 4 de junio de 2012

Transición

Obligatoria. Entre una etapa y otra. "The only joy in the world is to begin". Eso decía un tal Cesare Pavese. Pues uno tiene miedo. Miedo de pensar en lo que pasaría si no todo sale como uno quisiera. Sin embargo, creo que no hay otra manera de avanzar. Porque quedarse estancado tampoco puede ser una opción. Y yo elegí la opción de enfrentarme al miedo e internarme en lo desconocido. Tampoco es tan valiente, al fin y al cabo todo lo que necesitas es un pequeño empujoncito para atreverte. Dicen que las cosas llegan justo a su tiempo. Me lo dijo Raúl, un escritor, mago y columnista que admiro mucho. Me envió una presentación de power point de esas que te envían por cadena en los correos y al que sueles darle "eliminar" sin leerlo. Pensé, esto no es propio de Raúl. Sin embargo, reconozco que me gustó y que me parece el momento correcto para compartirlo. Las cuatro leyes de la espiritualidad. "La persona que llega es la correcta". "Lo que sucede es la única cosa que pudo haber sucedido". "En cualquier momento que comience es el correcto". "Cuando algo termina, termina".

viernes, 25 de mayo de 2012

viernes, 24 de febrero de 2012

Amorosos en el cine


Hace casi un año que no voy al cine. No voy por distintas razones, ya no tengo el valor de ir sola (antes lo hacía) y normalmente nunca hay buenas películas. He ido con todo mundo al cine, con mi tío R. con mi amiga C., con mi prima P. de 11 años, con un amigo mío que se llevó a su esposa y a su hijo a ver Avatar y por supuesto, con los chicos. Eso fue hace bastante tiempo, en realidad no me importa mucho la compañía siempre y cuando la película sea buena. Este último requisito casi siempre falla. Sin embargo, cuando estaba enamorada, de verdad enamorada ese requisito apenas si importaba. Este post surge por una conversación en Twitter. ¿Existe gente que no se haya besado o hecho algo más en un cine? Según mi amigo J. "qué sería de las salas de cine si estuvieran iluminadas"! Yo más bien digo, qué sería de los enamorados. Me alegra estar en la lista de las personas que tuvieron al menos algún tipo de romance en esa sala oscura. Creo que no volverá a suceder en mucho tiempo por las circunstancias que me rodean ahora pero al menos he sido parte de las estadísticas amorosas. Y así con diversas circustancias de la vida. Por lo menos hay que hacerlo una vez.

miércoles, 22 de febrero de 2012

Reconectando al pasado

Aquella noche en que probablemente le hice daño (metafóricamente, claro), esa noche también le abrí la puerta para su felicidad, no me queda duda. Talvez haya llorado un poco o no sé, creo que no habrá llegado a eso. Y ahora seguramente me lo ha de agradecer. Sé que es muy feliz y no me importa. No le acoso virtuamente como a otros. Simplemente trato de ignorarlo. Aunque a veces me duela saber que es feliz. Más era su destino, no el mío. Podría hablar más de él pero prefiero no hacerlo. No vaya a ser que se de una vuelta por este blog en donde alguna vez le dediqué un post romántico. Lo he borrado claro, no hallarán rastros de eso aquí.
Yo por mi parte me he estado dando tumbos en la vida desde aquella noche en que pensé que me arreglé el mundo. Y de hecho me lo arreglé pero todo sigue casi igual.

lunes, 5 de diciembre de 2011

2011, nada memorable


No se vale tener un blog y escribir tan poco. Pero es que ya no me dan ganas. Por muchas cosas ya no me dan ganas. Un día de estos, al volver de un viaje que hice a Cobán me sentí sin deseos y eso no me gustó. Pudo haber sido el cansancio. Mínimo uno desea viajar por Europa o tener el trabajo de sus sueños o un amor que se despierte a tu lado por las mañanas, pero nada de eso. En el viaje por carretera pensé en la última persona en quien me fijé. En realidad siempre lo hago. Como sólo estuve con él una vez no recuerdo mucho de él y en ese momento hasta llegué a pensar que NUNCA lo conocí, que fue un engaño de mi mente pero no fue así, sí le conocí y sí coincidimos alguna vez. No le llegué a conocer mucho y pues ya no me acuerdo de como se veía exactamente, pero era medio guapo y alto, bueno, sí que me gustaba mucho pero no funcionó. La última vez que lo vi fue en una foto que puso en una red social, muy bien arreglado, al lado de una chica con un vestido blanco. Me quise morir. Pero por tan poca cosa mejor no. Digo que fue la última vez porque nunca más volví a hablarle, lo borré y ya no quiero saber nada de él. Pero bueno, esto tiene antecedentes que no quiero poner aquí. De ahí que me haya afectado tanto.
Ya casi termina el año. No fue un buen año, para nada. No pasó nada memorable. Bueno, sí pasó lo de aquel chavo. Pero eso fue todo, solo duró una noche. Han pasado casi tres meses desde aquel episodio desafortunado y todo parece seguir igual.
5/12/11