
Vencer mis miedos, de eso se trató el viaje, creo. Cuando llegué percibí la basura en las calles, las ventas informales por las calles, los chicos descorteses y por supuesto la música. Ni siquiera me atreví a mirar lo que hacía esa multitud en el parque de la ciudad, donde se oían gritos y risas. Me sentí tan poca cosa, sin conocer a nadie, mientras medio mundo pasaba acompañado. Las chicas con sus mejores galas, los chicos, guapos. Las modelos siendo estrellas por una noche, posando ante cámaras digitales para un recuerdo que se llevarían los muchachos poco agraciados que testificarán que en efecto, estuvieron ahí, con esas lindas chicas. No, ese nunca ha sido mi ambiente, pero había ido para algo importante. Conocería a mi amigo "virtual". Y dejaría de ser virtual. Le llamé y fue algo sumamente extraño. Dijo que vendría y jamás vino. Me marché al día siguiente, casi en la madrugada. Sí, fue un viaje de mierda, pero ayudó. La próxima vez lo volvería a intentar, hasta vencerme y aniquilar a la tímida mujer que soy.