I am always gonna be in love with writers...

martes, 27 de abril de 2010

Es grande el destino y esta ciudad es chica...

Ayer, un momento de esos que rara vez pasan digo yo. Resulta que hace dos meses conocí a un chico en una fiesta. Todo iba sobre ruedas hasta que su amigo metió las cuatro (patas) y ya ni tiempo me dio para preguntarle su teléfono y apenas si supe de su nombre, Ivan. En una ciudad de 3 millones de habitantes, con innumerables carros rojos sería imposible encontrarlo. Aún así no perdía las esperanzas.

Ayer el bus me dejó una cuadra mas adelante y venía muy tranquila, cruzando una calle cuando veo un carro rojo. No vi al conductor sino a su acompañante, al parecer una mujer regordeta. Luego dirigí mi mirada al piloto y casi me muero del susto. Era el chico, con pelos y señales. Y yo que tanto tiempo llevaba buscándole sin esperanza alguna. Solo le dirigí una mirada y una sonrisa maliciosa, luego me fui caminando aún atónita por lo que había visto. Es que cuando menos te lo esperas es cuando las cosas te suceden. No creo que vuelva a ver a Iván. Pero los milagros, aunque pequeños, existen.

Estoy de vuelta

Pues no me ha durado mucho esto de estar sin blog. En algún lado tengo que descargar lo que por las noches me da pereza escribir en el diario y lo que no puedo poner en el Facebook, en el Twitter o en InterPals. Y por ahora me estoy volviendo loca.

lunes, 5 de abril de 2010

Tengo cruda de vacaciones.

Estamos de nuevo en casa después de un viaje de 16 horas. Lo que tuvimos que pasar para llegar a Guate! Pero bueno, de vez en cuando sucede que al vehículo donde viajas se le pincha una llanta en medio del camino, en una carretera que no es asfaltada y donde todos los pequeños buses disponibles pasan llenos de pasajeros. No quiero ni mencionar como hicimos para llegar a Cobán, cómo me duelen los brazos y lo cansada que aún estoy. En Cobán hicimos una parada de tres horas mientras esperábamos el bus (con mi primo segundo), almorzamos tranquilamente y compramos algo de artesanía. Luego a esperar otra hora porque se atrasaron los buses. Todo lo que quería era llegar y tomarme un baño. Al fin estoy en casa. Me siento algo triste, extraño Santa María y a mi familia...aunque la verdad cinco días más ahí y me hubiera muerto de aburrimiento. Ya me acostumbré a este lugar. Ahora, a comenzar de nuevo.