I am always gonna be in love with writers...

viernes, 30 de noviembre de 2012

LA CHICA QUE LLORA EN EL BUS

Es la una de la tarde de un día soleado de sábado. La muchacha sube al bus con el celular al oído y gesticula unas palabras mientras busca un lugar vacío. Al tono fuerte que tiene su conversación le sigue un tono de voz más bajo, como queriendo remediar la conversación que más bien parece regaño. "¿No vas a poder"? No, no voy a poder dice la voz de un hombre al otro lado. La voz del otro lado se inventa una historia sobre que olvidó las llaves en el carro y que por eso no iba a poder asistir a la cita. La joven trata de digerir las palabras, se calma, le gustaría no despedirse para ver si lo logra hacerlo cambiar de idea. Sabe que no puede, que es definitivo. Está bien, le dice, tratando de suavizar el tono de voz. Sabe lo que ocurrió la última vez que gritó al teléfono. Él se enfadó y no respondió a sus llamadas insistentes ese día. Y de toda la semana. No dejaría que pase otra vez, sufrió mucho.
Trata de contener las lágrimas de rabia y de tristeza. Se  mira el rostro lloroso en el espejo del bus. Piensa casi como un murmullo "ojalá fuera la última vez". Quisiera tener un superpoder de olvidarlo todo, de tener amnesia, de no poder recordar quien es él, borrarlo. Quisiera, pero no.
27 de septiembre.

martes, 10 de julio de 2012

Cuando llegue el momento...

Cuando llegue el momento será. Ni antes, ni después.
No antes del momento.
El momento en que estaré lista para verte de nuevo...
Creéme que he sufrido.
No he llorado.
Solo he imaginado las cosas que hubiera vivido si te hubieras quedado conmigo.
Si me hubieras escogido a mí. A mí.
Ahorita soy como ella.
Una venadita triste.
No te prometía felicidad.
Tampoco fidelidad.
Nunca te prometí nada. Y vos tampoco.



lunes, 4 de junio de 2012

Transición

Obligatoria. Entre una etapa y otra. "The only joy in the world is to begin". Eso decía un tal Cesare Pavese. Pues uno tiene miedo. Miedo de pensar en lo que pasaría si no todo sale como uno quisiera. Sin embargo, creo que no hay otra manera de avanzar. Porque quedarse estancado tampoco puede ser una opción. Y yo elegí la opción de enfrentarme al miedo e internarme en lo desconocido. Tampoco es tan valiente, al fin y al cabo todo lo que necesitas es un pequeño empujoncito para atreverte. Dicen que las cosas llegan justo a su tiempo. Me lo dijo Raúl, un escritor, mago y columnista que admiro mucho. Me envió una presentación de power point de esas que te envían por cadena en los correos y al que sueles darle "eliminar" sin leerlo. Pensé, esto no es propio de Raúl. Sin embargo, reconozco que me gustó y que me parece el momento correcto para compartirlo. Las cuatro leyes de la espiritualidad. "La persona que llega es la correcta". "Lo que sucede es la única cosa que pudo haber sucedido". "En cualquier momento que comience es el correcto". "Cuando algo termina, termina".

viernes, 25 de mayo de 2012

viernes, 24 de febrero de 2012

Amorosos en el cine


Hace casi un año que no voy al cine. No voy por distintas razones, ya no tengo el valor de ir sola (antes lo hacía) y normalmente nunca hay buenas películas. He ido con todo mundo al cine, con mi tío R. con mi amiga C., con mi prima P. de 11 años, con un amigo mío que se llevó a su esposa y a su hijo a ver Avatar y por supuesto, con los chicos. Eso fue hace bastante tiempo, en realidad no me importa mucho la compañía siempre y cuando la película sea buena. Este último requisito casi siempre falla. Sin embargo, cuando estaba enamorada, de verdad enamorada ese requisito apenas si importaba. Este post surge por una conversación en Twitter. ¿Existe gente que no se haya besado o hecho algo más en un cine? Según mi amigo J. "qué sería de las salas de cine si estuvieran iluminadas"! Yo más bien digo, qué sería de los enamorados. Me alegra estar en la lista de las personas que tuvieron al menos algún tipo de romance en esa sala oscura. Creo que no volverá a suceder en mucho tiempo por las circunstancias que me rodean ahora pero al menos he sido parte de las estadísticas amorosas. Y así con diversas circustancias de la vida. Por lo menos hay que hacerlo una vez.

miércoles, 22 de febrero de 2012

Reconectando al pasado

Aquella noche en que probablemente le hice daño (metafóricamente, claro), esa noche también le abrí la puerta para su felicidad, no me queda duda. Talvez haya llorado un poco o no sé, creo que no habrá llegado a eso. Y ahora seguramente me lo ha de agradecer. Sé que es muy feliz y no me importa. No le acoso virtuamente como a otros. Simplemente trato de ignorarlo. Aunque a veces me duela saber que es feliz. Más era su destino, no el mío. Podría hablar más de él pero prefiero no hacerlo. No vaya a ser que se de una vuelta por este blog en donde alguna vez le dediqué un post romántico. Lo he borrado claro, no hallarán rastros de eso aquí.
Yo por mi parte me he estado dando tumbos en la vida desde aquella noche en que pensé que me arreglé el mundo. Y de hecho me lo arreglé pero todo sigue casi igual.