A veces doy la impresión de que no estoy muy feliz de estar viva. Pero no es así. Amo la vida. Amo a Edgar Allan Poe. Amo las películas. Las fiestas. Los amigos, nuevos y viejos. Dormir. Imaginar que estoy al otro lado, donde la hierba es mucho más verde. Las bebidas espirituosas. Los viajes. Los blogs. Los besos. Las sorpresas que me da la vida de vez en cuando. Las historias reales de escritores y artistas que se suicidan. Los desayunos de los domingos. El ronroneo de los gatos. La lluvia. Quedarme hasta tarde en la cama. La música. Alguno que otro pecadillo. Portarme como tonta en la calle. La cumbia.
Sí, a veces me ataca la tristeza y la desesperanza. Y el síndrome del existencialismo, a veces padezco del mal de mi "doble" personalidad pero eso no quiere decir que no ame la vida. Sumar los bellos momentos no le resta nada a los malos momentos de mi existencia, que sospecho han sido más. Puedes sentir que tu vida ha sido una sucesión de fracasos. Sin embargo, hay que ver hacia adelante, y aunque el futuro no sea el mejor lugar para poner tus mejores días, creo que nunca hay que perder la esperanza.
