Mi columna rota

No tengo derecho a comparar mi sufrimiento al de ELLA. Pero me hace menos triste saber que alguien tuvo mayores sufrimientos que yo. Comienzo un lunes de trabajo de lo más cabizbaja. Estoy enojada porque en la mesa de redacción no me dieron idea sobre qué escribir así que perderé por lo menos una hora pensando en algún tema. Esta es la última semana de trabajo y el fin de semana viajo a mi casa. Un viaje de 9 horas en bus y no se si valga la pena. Ayer hablé con el chico. Me di cuenta que insisto en algo que a todas luces el "destino" quiere evitar. No puedo ganar una pelea contra la naturaleza. Tampoco creo en el destino, pero todo parece obra de él. Estaba feliz por ir a casa. Ahora ya no. Siete días de aburrimiento sin final. Pero no tengo alternativa.

Crónica de un día violento en ciudad guatemala

Un martes muy negro vivió la capital de Guatemala el pasado 24 de marzo. En realidad todos los días son negros, porque están plagados de asesinatos y asaltos a mano armada, en los buses del transporte urbano y en las calles negras y sucias de la ciudad. Pero este martes desató lo que muchos diarios llamaron "psicosis". Los buses paralizaron algunas rutas, los "encapuchados" de la universidad estatal se unieron a los pilotos y bloquearon una de las principales avenidas de la ciudad. "Tres ataques a buses antes de las nueve de la mañana" señalaron las emisoras radiales. Y bueno, tenía que ir a la biblioteca de la universidad a eso de las 5 pero debido a las señales de alarma decidí por irme a casa. Por dios, nadie dejó de hablar del tema. Todas las radios y programas, fuesen de música anglosajona, de música latina o incluso un programa de sexo hablaron de la inseguridad y el pánico que provocó en una ciudad, por un día. Incluso corrieron rumores de un Estado de prevención o de sitio. Imagínense, una ciudad de 3 millones de habitantes, resguardados por tropas militares y hasta tanquetas, que fue lo que se vio en una de las zonas más peligrosas de la metrópoli.
Surgen varias teorías sobre quién está detrás de los asesinatos de pilotos. El ministro de gobernación, Salvador Gándara ofreció una fuerte recompensa por la cabeza del "Smiley". No necesariamente su cabeza, pero juró y perjuró que el tipo andaba sobre los asesinatos de conductores y que estaba a punto de paralizar la ciudad. El susodicho tiene 18 años.
Por otra parte el presidente se dirigió a la población en cadena nacional, anunciando que los ataques forman parte de un plan desestabilizador y que son la respuesta de los grupos criminales que se han visto afectados con las capturas de sus integrantes. Por supuesto, nadie le creyó. Y asi amaneció otro día, 25 de marzo y antes de las 10 de la mañana, dos pilotos fueron asesinados, nuevamente. Me parece que vivo en la ciudad del miedo, una Sin City guatemalteca, llena de crimen organizado y violencia. Y quién sabe que más...

Verano en la jungla

Verano. El verano tiene mucho significado para mí. Max García, Albert Camus y El Extranjero.
También un día perfecto de campo, allá en el 2004, cuando aún no cumplía 18 años y no sabía lo que me deparaba la vida, vacío, vacío nomás.

Pero el verano en mi pueblito, en Santa María Tzejá es lo mejor. El verano es la antítesis de la Navidad. En Navidad prefiero no brindar ni ser feliz. Soy lo más oscuro que puedo ya ser. En verano...bueno nunca pasa nada en verano, pero no puedo deprimirme. Siento el viento en la cara, el calor de los días y pretendo ser feliz, aunque sea superficialmente.

No aguanto para irme a casa, que queda a un día de camino en bus. Y recibir un cálido recibimiento de las chicharras y el calor y las piñas, y el río, y la catarata, y el amor, quizás, quizás, quizás.

Y algo más que decir: el verano pasa en la jungla, a las riberas de un río mítico pará mí y bajo un puente que une a dos pueblitos, el suyo y el mío. Quizá por eso me gusta, porque vivo en Macondo.

El Tractat del Lobo Estepario

Leí a Hermann Hesse cuando aún tenía ganas de leer libros. Lo que caracteriza mi vida ahora es que puedo vivir sin libros. Subrayé un día "Tres cosas sin las que no puedo vivir: libros, música y películas". Pero ahora los libros han desaparecido de mi lista. Y eso qué importa. Aún tengo ganas de tener encuentros con algunos escritores, Thompson (el que inventó el periodismo gonzo), Thoreau (quiero ver si algún día puedo huir de la civilización también, como hizo en Walden) y posiblemente Kerouac.
Pero quería mencionar el Tractat del Lobo Estepario. Fue mi parte favorita en Steppenwolf, de Hesse, porque sentí que por un momento no solo retrató al viejo Henry sino que también hizo una breve descripción mía, brevísima, pero descripción al fin. Pienso que no es posible evitar los problemas de la vida diaria, problemas tuve y tengo bastantes, no muy serios, pero trabas al fin y al cabo. sin embargo, creo que en el Tractat está la respuesta. Lo mejor será mantener la curiosidad para ver hasta donde puede aguantar el hombre...